Aunque muchos se nieguen a reconocerlo, los fractales tienden a repetirse mucho más a menudo de lo que pensamos en los mercados de inversión. En el caso del mercado de criptodivisas, este comportamiento es aún más acusado. Estos activos magnifican lo bueno y lo malo de las inversiones tradicionales y lo hacen, además, mucho más rápido.
Si a lo anterior sumamos rangos de acumulación que duran no meses si no hasta años, se obtienen como resultado auténticas bombas de relojería que desatan tormentas de rentabilidad a las que la mayoría de inversores no están acostumbrados.
Empecemos analizando uno de los fractales más famosos del rey (mientras de demuestre lo contrario) de las criptomonedas. Este es el aspecto que tenía la gráfica de Bitcoin tras el ascenso y caída que vivió entre 2013 y 2016:
Fíjate bien cómo, tras marcar un ATH (All Time High – Máximo de Todos los Tiempos) en casi 1200$ a final de 2013, entró en un mercado bajista (bear market) que lo llevó durante los meses posteriores por debajo de 200$.
Si se presta la suficiente atención, se puede identificar un canal en el que se mantuvo contenido el precio durante los siguientes dos años, tal como he marcado en color rojo en la imagen superior. A lo largo de todo este tiempo, la cotización no cayó por debajo de los 180$ ni logró superar los 500$. Esta es justo la horquilla de precios que definió lo que se conoce como rango de acumulación, entre 180 y 500$.
Mientras dura este periodo, el mercado consigue dos objetivos clave:
- Asustar a las manos débiles. Tras una caída desde los 1200$ hasta apenas 200$, el sentimiento entre los inversores novatos es de miedo extremo. Cuanto más tiempo pasa el activo sumido en el rango de acumulación, más crece la desesperanza de los poseedores del mismo. Finalmente, esto desemboca en más ventas, lo que tira empuja el precio aún más abajo y la tendencia se retroalimenta.
- Permitir a las manos fuerte acumular de nuevo todas las monedas que puedan, preparando el siguiente ciclo alcista (bull run). Los inversores que controlan el mercado y que ya saben de antemano que van a provocar otra tendencia alcista están encantados de acaparar la mayor cantidad que puedan de float (número de unidades en circulación, normalmente acciones o monedas en el caso de las criptomonedas) del activo a precio de ganga Cuanto más posean, más rápido y fácil será subir posteriormente la cotización.
Cuando se han alcanzado las metas anteriores, es hora de dejar que el precio vuelva a subir libremente. Además, se le da el impulso inicial y puntual necesario por las manos fuertes para animar de nuevo a las gacelas (invesores sin experiencia) y que su sentimiento vuelva a desplazarse del miedo a la esperanza, primero, al positivismo después, y a la euforia por último. Con este movimiento lo que acabarán logrando los tiburones y ballenas controladoras del mercado es un resultado como este:
Una subida desde los 180$ que marcó de mínimo en el canal de acumulación hasta los 20.000$ que registró a principios de 2018, es decir, una rentabilidad del 11.000%, o multiplicar la inversión inicial por más de 100 veces (de aquellos que compraran en el suelo y vendieran en el techo, lo que no es tan fácil de hacer todo sea dicho). Si te fijas, la anterior subida queda tan aplanada en el nuevo gráfico que apenas se aprecia ya.
Como comentaba al principio, este patrón suele repetirse muy a menudo, tal como veremos en próximos artículos.
DISCLAIMER: el contenido de este artículo no constituye en modo alguno consejo profesional de inversión y debe tomarse tan solo como material informativo y de formación. Recuerda que se trata de inversiones en activos de altísimo riesgo en los que puedes perder el 100% del capital invertido. Invierte solo aquello que estés dispuesto a perder y nunca operes con fondos que puedas necesitar.
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